Israel advierte por “inestabilidad” en la región si renuncia Mubarak

03/Feb/2011

El País

Israel advierte por “inestabilidad” en la región si renuncia Mubarak

LA BITÁCORA Dos polos. Netanyahu augura incertidumbre; Obama podría revisar ayuda
3-2-2011
EL PAÍS DE MADRID Y AFP
Europa y Estados Unidos aumentaron las presiones sobre Hosni Mubarak para que presente la renuncia a la Presidencia de Egipto, tras 30 años en ella. Pero Israel lanzó nuevas advertencias sobre un futuro incierto si el mandatario cae.
En un discurso en el Parlamento, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó que hay dos tipos de fuerzas en Egipto: “Las que quieren conseguir un cambio moderado, reformas y democratización, y las del islamismo radical”, apoyadas, según él, por Irán.
Para Netanyahu, “es posible que ninguna de estas dos fuerzas se imponga sobre la otra durante mucho tiempo, y que la inestabilidad y la incertidumbre sigan durante muchos años”, advirtió y exhortó a “ver la realidad tal cual es”.
En particular, lo que perturba a Israel es el advenimiento en el poder de islamistas radicales. “Israel es una democracia y alienta el progreso de la misma en Oriente Medio. Pero si esto permite a fuerzas extremistas (…) tomar el poder y hacer avanzar sus objetivos antidemocráticos -como pasó en Irán-, los resultados serán dañinos para la paz y la democracia”, alertó otra vez Netanyahu, refiriéndose a las actuales manifestaciones que piden la renuncia del presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
En tanto, desde Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowly, señaló ayer: “Esperaríamos que el próximo gobierno de Egipto juegue un rol constructivo en el proceso de paz y reconozca la importancia de tener una relación pacífica con Israel”.
OTRO POLO. EE.UU. incrementó la presión para que Mubarak abandone el gobierno que encabeza hace tres décadas, en las que se convirtió en un fiel aliado del país norteamericano. El presidente Barack Obama ya habló en términos de que el mandatario tiene que dejar paso a una transición “ahora, no en septiembre”. Además, le pidió ayer al gobierno egipcio que detenga “inmediatamente” la violencia desatada entre los manifestantes y los partidarios de Mubarak.
“Cualquier violencia instigada por el gobierno tiene que cesar inmediatamente”, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quien responsabilizó al régimen de Mubarak del deterioro de la situación y le recordó que EE.UU. puede reconsiderar la ayuda económica que le presta (US$ 200 millones) si no se da paso a un proceso de democratización.
Gibbs precisó que ese proceso “debe incluir voces de la oposición” y el resultado final “debe de ser unas elecciones justas y libres”.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norteamericanas, Michael Mullen, habló ayer con sus colegas egipcios. Los militares, que consideraron “legítimas” las protestas, transmitieron, sin embargo, su deseo de no involucrarse directamente en la actividad política.
MÁS PRESIÓN. Además de EE.UU., Europa también aumentó la presión sobre Mubarak y coincidió en la urgencia para comenzar un proceso de cambio. “La transición debe ser rápida, creíble y ahora”, dijo el primer ministro británico, David Cameron, en el Parlamento, postura compartida por la canciller alemana, Angela Merkel.
En el mismo tono, España reclamó “un nuevo gobierno” en Egipto, “que puede ser de unidad nacional, con distintas incorporaciones, que conduzca el proceso hasta el momento en que se convoquen a elecciones generales”, dijo, por su parte, la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, al canal de televisión Antena 3.
En Francia, el presidente Nicolas Sarkozy también se alineó con esta posición y en un comunicado reiteró su deseo de que “se inicie sin demora” el proceso de transición.
Y a estas voces ayer se acopló Suecia, con una afirmación más tajante: “La era Mubarak en la política egipcia se acabó”, afirmó el jefe de la diplomacia sueca, Carl Bildt, que a la vez llamó a “organizar elecciones libres y equitativas para elegir al próximo presidente de Egipto”.
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, no es ni el único ni el peor de todos
CLAUDIO FANTINI
El general Mohamed Hosni Sayyid Mubarak planificó el ataque aéreo contra Israel en 1973. Si bien lograrían revertir la situación alcanzando nuevamente la victoria, a los israelíes los había dejado mal parados el sorpresivo comienzo de la guerra del Yom Kipur. El estratega de aquella ofensiva fue considerado “héroe de la travesía del Canal de Suez” y convertido en vicepresidente de Anuar el-Sadat.
Paradójicamente, hoy el Estado judío es una voz solitaria defendiendo al antiguo enemigo. Se equivoca en la medida en que la defensa israelí no fortalece sino que debilita a un líder árabe. Pero se equivoca más el mundo que trata a Mubarak como si fuera el único autócrata corrupto y autoritario de la región. En rigor, con la excepción de los actuales sistemas iraquí y libanés, todos los regímenes son despóticos, nepotistas y corrompidos, además de culpables del subdesarrollo socio-económico que comienza con sistemas educativos excluyentes y retardatarios.
La diferencia del rais con otros déspotas, es que mantuvo la política iniciada por Sadat, consolidando a Egipto como puente entre Israel y los países árabes y entre Medio Oriente y las potencias occidentales. Ese rasgo positivo podría perderse. Opositores laicos como Mohamed el-Baradei mantendrían la política exterior. Pero el ultra-islamismo está más organizado y es más fuerte que la dirigencia secular, por lo tanto podría terminar adueñándose de una revolución que no inició. Si eso ocurre, Medio Oriente ingresaría en una dimensión inquietante.
En Túnez, donde se produjo la primera caída de un déspota árabe por un estallido social, los fundamentalistas son moderados y tienen un líder conocido. Rachid Ghanuchi y la organización Nahad representan un integrismo como el de los gobernantes turcos Reccep Erdogán y Abdulá Gül. Pero la Hermandad Musulmana, igual que el partido Islah en Yemén, es más radical e impredecible.
Fundado por Hassan al-Banna en la década del 20 del siglo pasado, el fundamentalismo egipcio ha sido la matriz de todas las organizaciones fanáticas de la región. Ahmed Yassín, el creador de Hamas, se formó con los “hermanos musulmanes”, que también inspiraron a Jihad Islámica y Hizbolá. Por eso no es absurdo desconfiar de la era pos-Mubarak.
La rebelión es popular y espontánea. De haber sido una conspiración planificada, la Muhabarat (inteligencia) la habría detectado y desactivado. Al estallido social lo potenció el estancamiento de una región impactada por la crisis europea y que no recibe el viento de cola asiático que impulsa a regiones productoras de alimentos, como el África subsahariana y Latinoamérica. El sismo ya derrocó la sucesión dinástica en Egipto y en Yemen. Pero sociedades sin cultura democrática que sólo han conocido sistemas represivos, difícilmente produzcan democracias pluralistas por generación espontánea.